lunes, 20 de mayo de 2013

Sentando bases (primer y apresurado balance)

Segundos después de acabada la temporada...
En fin, se terminó la temporada. Derrota en el cuarto partido de la semifinal ante el River Andorra y vuelta de honor por el Multiusos en uno de los momentos más emotivos que recuerdo en ese recinto. Un final que desde luego no es perfecto, porque en el deporte sigue siendo más importante ganar y ganar siempre por encima de cualquier otra cosa (y ya sé que ganar siempre es imposible), pero un final bastante redondo por cómo se ha dado la historia y las sensaciones que deja.

La escena en sí de los jugadores yendo a la grada a chocar las manos de todos los aficionados que lo deseaban expresa bien todo esto. Me quedé bastante ojiplático desde arriba, en la jaula de cristal que nos tienen en el pabellón. No sé de quién fue la idea, pero muchas felicidades. Pocas cosas hay más valiosas en deporte como que una afición se identifique con unos jugadores y al revés. Y eso se multiplica por mil cuando ni la afición pasa una época de auge ni los jugadores son glamourosos y llenos de talento.

Pero este Cáceres ha sabido construirse desde la modestia y la entrega, por encima de que el presupuesto no permitiese hacer un equipo de mayor calidad. Pero a ciertas alturas de la película eso nos ha dado igual. Hemos visto cómo estos tíos luchaban por cada balón, sufrían en las derrotas y se alegraban en las victorias. Y todo con el escudo del club en el pecho y sus sueldos casi mileurísticos en el banco. Para esto se tiene un equipo de baloncesto profesional en la ciudad. Ni para menos ni para mucho más.

Lo mejor es que gracias a esto por primera vez en bastante tiempo se han sentado unas bases para poder intuir un poco el futuro. Carlos Frade, a no ser que le llamen desde la Liga Endesa (algo que pasará tarde o temprano, por cierto), cumplirá su año de contrato. Y quiere hacerlo (y va a hacerlo, sospecho) con buena parte de los jugadores que al final han acabado haciéndolo muy bien, progresando y progresando con el paso de las jornadas y aportando cada uno todo lo que tenían dentro. Se intuye sensacional que buena parte del camino andado en esta temporada ya se haya cubierto para la próxima y que chicos como Alex López (el único con contrato) podrá seguir mejorando y mejorando dentro de un sistema que favorece a ello.

Frade se ha distinguido como un buen fichador de jugadores, pero como un mejor fichador de personas. Seguramente el funcionamiento interno de sus equipos no entiende de otra cosa: compromiso, poca vocación de protagonismo individual y mucha paciencia con el que no lo está haciendo bien, como ocurrió con Braydon Hobbs, que en otras temporadas hubiese saltado por los aires cuando a los tres meses de competición promediaba 2 puntos de valoración.

Pero ahí dentro son como una familia en la que todos ayudan a todos, en la que, pese que haya las lógicas afinidades internas, todos hablan con todos y todos se defienden a todos. Esto requiere un tipo de jugador muy determinado, muy 'con hambre' con el que hay que dar en el clavo.

Hay proyecto, sí, por encima de los vaivenes de estos tiempos. Pero se ha visto que, afinando mucho y trabajando más todavía, se puede hacer una plantilla que sea competitiva y que, sobre todo, represente bien al baloncesto de Cáceres.


miércoles, 8 de mayo de 2013

Un triunfo impresionante (y una reflexión sobre el tiempo)

Alex López y Braydon Hobbs se abrazan al final del partido (Foto: Patricia Muñoz-Ayala).
Anoche llegué a las 4.30 de Lugo. No era la primera vez que la tenía, pero fue una de las mejores sensaciones de mi vida poder contar por Twitter, este blog y las tres páginas de El Periódico Extremadura (que era quien pagaba) la hazaña del Cáceres ante el Breogán.  Si hoy en día tener trabajo es un lujo, tener un trabajo que te gusta ya es la caña. Especial mención para los cuatro aficionados que viajaron expresamente desde Cáceres. Cuatro maravillosos gatos.

Muchas veces cometemos el error de referirnos al baloncesto actual de Cáceres con la sombra cercana e idealista de lo que hubo en el pasado. Seguramente yo haya contribuido a ello desde este espacio. Y también en el periódico. Han sido frecuentes los reportajes mirando hacia atrás, a las épocas gloriosas del ascenso y los once años en ACB, la Korac, las dos Copas del Rey jugadas con bastante 'ruido'. Hoy mismo relaciono el emparejamiento con el Andorra con los duelos del 92 que algunos de vosotros ni conocisteis porque érais muy jóvenes.

¿He dicho "error" un poco más arriba? Bueno, creo que el error es la interpretación que se puede hacer de esa nostalgia: cualquier tiempo pasado fue mejor, lo ahora es una mierda descafeinada si comparamos, etcétera. ¿Qué te van a contar de un triunfo en un playoff de la segunda categoría contra el Breogán si se ha ganado hace no tanto en Barcelona, Madrid, Málaga, Vitoria, Atenas y Milán? Pero mi teoría es que lo de ahora, que está muy bien para lo mal que se ha pasado en el aspecto económico, es consecuencia de todo aquello. Se fue creando una cultura de basket en la ciudad que hizo que este deporte fuese entrando, al fin, en su ADN, donde se ha quedado creo que para siempre.

Siempre he pensado que la historia debe servir de inspiración, de impulso, no de tormento, de lastre insuperable. Lo que hay ahora es lo que hay. No es incompatible disfrutar lo de anoche con el hecho de hacerlo también con lo que sucedió hace unos años.

Os dejo un vídeo que ha montado Joaquín Camacho (@jcamacho92) que creo que expresa bien todo esto:

http://vimeo.com/65564553

Pero, pese a todo, y aunque sea una cosa más minoritaria, anoche percibí en mí mismo y en la gente que seguía el partido desde lejos la misma arrebatadora emoción que hace 20 años. Baloncesto es baloncesto. Y Cáceres es Cáceres. No lo olvidemos nunca.

martes, 7 de mayo de 2013

A falta de 20 minutos...

Lamento si esperabais alguna entrada hoy aquí antes del partido. No se puede decir que no he escrito por vagancia. La verdad es que llevo todo el día haciendo cositas para el periódico de mañana, que entenderéis que es mi prioridad, y no he podido ponerme delante de blog. Además, muchas llamadas de teléfono porque, ya lo dije, es mi 39 cumpleaños. Gracias a todos.

Una de las cositas que he hecho ha sido acudir al entrenamiento de esta mañana, una suave sesión con tiro, estiramientos y un par de detalles que se han trabajado con vistas a supongo desactivar alguna virtud del Breogán o enfatizar una propia. La batalla táctica está ahí, por descontado, aunque me da que este tipo de partidos es más de jugadores, de valientes, que de entrenadores.

De todos modos, voy a aventurar unas claves antes de que esto empiece:

--Reducir los tiros de Ogirri. El Cáceres está teniendo auténticos problemas con el dinamitador de partidos lucense. De lo que se trata es que no reciba y estar muy atentos en los cambios, porque cuando se queda con un grande se la puede 'liar' penetrando. Y cuando está con un pequeño, sus triples desde 8 metros son indefendibles. Creo que el que mejor lo está haciendo hasta ahora es Alex López.

--La zona. Hay que confiar en lo que se ejecute, no dejarse vencer porque el plan determinado no surta efectos inmediatos. Frade el domingo alternó durante la segunda parte una defensa individual y una 1-3-1 que le dio buen resultado. Y eso que en los primeros ataques contra ella Winchester metió una de sus (escasas) canastas. Pero todo lo que sea titubear en el plan será terreno ganado para el Breogán.

--Mantener un ritmo alto de juego. Al Cáceres le han interesado toda la temporada los partidos locos, los de correr mucho, porque en ese intercambio de golpes su defensa acababa asfixiando al rival, que había un momento que se veía incapaz de correr. En esta serie el Breogán ha intentado correr, pero no ha podido darle a eso continuidad. ¿Es una tendencia mantenible? Imagino que los locales querrán repetir lo que mejor les ha ido.

--Jugar con los nervios. En todo caso, lo que no debe pasar nunca es que el 'Breo' se vaya en el marcador. El pulso de los nervios parece ganarlo claramente Cáceres, que es el que juega sin la presión del factor cancha. Se me viene a la cabeza lo ocurrido hace un año en Burgos, que ya sé que era otro equipo y otras circunstancias, pero la angustia de un final igualado para el de casa a veces resulta insuperable.

--Las rotaciones. Frade tiene 10-11 soldados en los que, aunque con las características de cada uno distintas, no hay especiales protagonismos reservados. Lisardo apenas ha confiado en ocho jugadores, con lo que eso supone de desgaste. Esta es, obviamente, un arma de doble filo: quién tiene que jugarse los balones está más claro en los lucenses, que se vuelven más previsibles, pero es innegable que el Cáceres tampoco tiene 'killers' como Ogirri y Winchester. Hasta Diouf te puede matar a media distancia, dando por descontando que dominará el rebote.

--Olu, k ase? Esta mañana en el entrenamiento le he visto bastante bien físicamente. No estará al cien por cien, pero sí mejor que el domingo.

En fin. Esto empieza dentro de 18 minutos...

570 kilómetros después...

Sí, ya sé que soy un desordenado...
Pues nada, otra vez aquí. La otra vez me dieron la 503 y esta vez la 607. Me flipa la capacidad de los hoteles de construir habitaciones idénticas entre sí, aunque en este caso me han puesto en una habitación con una cama de matrimonio y no con dos individuales. La verdad es que me da un poco igual. Me muevo poco cuando duermo. O eso dicen.

Hay algo de impersonal en todos estos sitios que no puede evitarse: los mismos muebles, las mismas toallas, las mismas sábanas, los jabones, los gorros de la ducha que no sé si llega a usar alguien... Un hotel es una especie de microcosmos básico donde puedes estar y no estar al mismo tiempo. Es muy difícil recordar las habitaciones en sí de los sitios por donde has pasado más que por lo que has hecho en ellas. Y yo lo que hice en la 503 fue básicamente escribir y en la 607 también me estoy dedicando a eso.

570 kilómetros más al norte, aquí estamos, a 20 horas del gran partido, del quinto de la serie entre Breogán y Cáceres. Lugo me ha recibido con la familiaridad de una ciudad que lo hace por segunda vez: cuando la miras en el Google Earth realmente te sitúas, te sonríes por los pliegues de los edificios, por los recorridos mentales con los que te aventuras.

No sé qué tal me tratará esta vez esta ciudad. De la otra vez salí/salimos contentos. Aquel 1-1 fue un buen germen que ha desembocado en el 2-2 de ahora. Podría haber sido mejor, y no haber tenido que regresar, pero también peor. Pero todo lo que ha pasado hasta ahora no importa realmente un carajo. Solo servirá el realismo sucio de las 20.45 horas en el Pazo, diez tíos y un balón naranja.

En estas situaciones me vuelvo bastante egoísta. Soy algo distante, desapasionado. Pienso en el equipo, sí, en que gane, pero porque si ganan me leerán más, me RT más, y yo disfrutaré más confeccionando las páginas. Lo que me interesa es cerrar a la hora, que no se me cuelgue el 'pincho' del 3G, no equivocarme gravemente con el resultado del partido, que es una cosa que me pasa a veces.

Aquí estaré, intentaré ir contando lo que pasa. Mucha calma en el hotel por ahora, hoy se han dedicado a descansar tras viajar de madrugada. Mañana entrenamiento, supongo que ligero, por la mañana. Ah, por cierto, uno de los errores que no me gusta cometer: no he recordado en mi previa del partido que lo retransmite Radio Sansueña.

lunes, 6 de mayo de 2013

Road to Lugo (II)

Los jugadores del Cáceres festejan la victoria el domingo (Foto: Luis Cid)
En fin, chicos, que dentro de un par de horas me tenéis camino de Lugo otra vez para contar lo que suceda antes, durante y después del quinto partido del 'playoff' ante el Cáceres. Hace 24 horas no muchos confiaban (confiábamos) en esto, después del 'baño' del viernes, pero la serie está igualada de nuevo y la batalla psicológica vuelve a estar ligeramente inclinada a favor de los extremeños, que saldrán mañana sin presión al Pazo, sabiendo que, aun en el caso de derrota, habrán terminado la temporada con buena cara.

Aquí podéis leer mi crónica del partido de ayer y aquí lo que escribí un poco sobre el ambiente y lo que dijeron los entrenadores.  Me llamó especialmente la atención lo que señaló Carlos Frade tras el partido: "Si nos quieren ganar, van a tener que echarnos a patadas del pabellón". Por descontado que nadie lo interprete como una declaración violenta ni nada por el estilo. Está siendo una serie modélica en ese aspecto, sin piques sucios entre los jugadores ni declaraciones altisonantes. Pero sí expresa un poco el espíritu con que su equipo viajó ayer noche a Lugo: recuperadas las señas de identidad el domingo, toca vender carísima la derrota, despedirse de la temporada, si es así, siendo el Cáceres.

En esta línea es encomiable el esfuerzo de todos los jugadores, alguno saltando a la pista claramente lesionado como Olu Ashaolu, que se incorporará esta tarde al hotel de concentración porque esta mañana ha sido tratado de su dolencia en una pierna en Cáceres. Ahora está muy sobado este concepto de "los valores", porque suena algo engolado, pero es así: los de este equipo son absolutamente primorosos, aunque la calidad no sobre. Pero es fantástico verles en las distancias cortas, cómo se apoyan todos a todos, cómo se entregan, cómo disfrutan de su profesión.

A nivel personal, voy a contar una cosilla: mañana es mi cumpleaños. 39 ya. En fin, lo malo no es cumplir uno más, sino saber que queda uno menos. Además, dicen que los 40 son los nuevos 30. Creo que será la primera vez en mi vida que me pillará este día fuera de casa, pero estaré encantado de que eso pase mientras os intento contar mi visión de lo que sucede, disfrutando de mi profesión y de mi papel en este tinglado del baloncesto cacereño. Si ya es con una victoria, mejor que mejor.

Esta noche intentaré daros una última hora desde el hotel.

domingo, 5 de mayo de 2013

Recomponerse o decir adiós

Ya sabéis, esta tarde, Cáceres-Breogán, 19.00 horas. Me gustaría ver a todo el mundo allí, pero me temo que, dentro de esta ciudad ciclotímica, toca un poco de pesimismo. La verdad es que lo del viernes, ese 52-74 tan significativo en dígitos y en sensaciones, nos hemos quedado todos un poco 'chof'. Sin embargo, nada está perdido todavía. Hay que ir a por el cuarto partido y forzar el quinto, que sería el martes.

Quizás hayamos vivido un poco en una burbuja en los últimos días. Los que vimos los dos primeros encuentros (no sé si lo de Febtv cuenta) teníamos la idea de que el Cáceres estaba siendo superior. O incluso muy superior. Lo digo a nivel táctico, de juego en sí, incluso en el segundo partido, cuando solamente una racha increíble de triples (algunos desde 8 metros) y una mayor implicación en el rebote del Breo igualó la eliminatoria.

El equipo de Frade parecía ir por delante: utilizaba a un mayor número de jugadores, estaba más seguro de lo que hacía, dependía mucho menos de individualidades concretas. Error, claro. Se nos olvidó que, a la hora de acudir al mercado el pasado verano, el Breogán eligió primero a gente como Michel Diouf, Anthony Winchester o Manu Gómez. Hasta Roeland Schaftenaar es un tipo muy 'sello Frade' que casi seguro es superior a Josh Duinker. Además, mantuvo a piezas claramente útiles para esta categoría como Sean Ogirri.

¿Los partidos los ganan los mejores jugadores o los mejores equipos? Durante unos días pensamos que lo segundo. El problema es que el Cáceres dejó de ser un equipo el viernes y con esa mosca detrás de la oreja estamos ahora. Si un grupo que tiene por bandera el orden y el esfuerzo lo pierde, ocurre lo que ocurre. Pero ya digo que todavía se puede confiar.