sábado, 27 de abril de 2013

El 'clan de la pocha' (versión cacereña)

Imagen captada hace apenas media hora.
Hay un misterioso personaje que centra muchas miradas (de admiración y odio) en el baloncesto español. Se hace llamar 'El Capità Enciam' ('El Capitán Lechuga'), y en su blog 'El contraataque' se dedica a repartir estopa a diestro (ACB), a siniestro (FEB) y hasta al del medio (ABP). No voy a entrar ahora en si lo que hace está bien o no. Hay entradas que me gustan más y otras menos, simplemente diré eso, aunque creo que todo estaría más legitimado si no escribiese bajo pseudónimo. ¿A qué viene esto? ¿Qué tiene que ver con mi seguimiento del playoff Breogán-Cáceres?

Si hay algo muy ingenioso del Capità es el modo en el que denomina determinadas cosas. Muy metafórico y muy imaginativo, al tiempo que punzante. Pues bien, y ya llegamos: denomina a los Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y demás estrellas de la generación del 81 del basket español como "el clan de la 'pocha'" en referencia a las partidas de este juego de cartas al que normalmente juegan en las concentraciones de la selección y en las que, como suele asegurarse, se cuecen muchas de las decisiones alrededor del equipo.

El Cáceres también tiene su propio 'clan de la pocha'. Lo forman Richard Nguema, Alex López, Roberto Morentin y Pedro Robles. Hay versiones contradictorias, pero parece ser que fue este último el que trajo el juego al vestuario, aunque los otros ya sabían manejarse en él. Pero cuentan que las partidas entre estos cuatro son épicas, míticas, interminables. Y los 'piques', aunque sea por las pequeñas cantidades de dinero que hay en juego, son grandes. Según informaciones llegadas a este humilde enviado especial, Nguema se lleva ahora la palma en cuanto a racha ganadora, mientras que 'Rober', que es como llaman a Morentin, no atraviesa un buen momento. 

Por cierto, en el cuerpo técnico también le pegan bastante al naipe, aunque ahí me faltan datos.

Hablando un poco en serio, y termino con la anécdota: imagino que les viene muy bien para evitar el tedio de las concentraciones y los viajes. A mí me hace mucha ilusión viajar con el equipo unas pocas veces al año, pero imagino que debe ser un coñazo estar siempre de acá para allá, yendo a ciudades donde ya has estado en otras ocasiones y sin la libertad (gastronómica y de horarios) que conlleva ser un turista normal.

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