martes, 16 de octubre de 2012

Un 'no libro' y algunos pecados capitales además de la envidia

Paco Mangut, en primer término durante el acto de la presentación de su libro (Foto: Francis Villegas).
Nunca he creído en la envidia sana. La expresión me parece una contradicción en sí misma. La envidia nunca puede ser sana. Cuando envidias algo, quieres tenerlo, quitárselo al que lo posee para poseerlo tú. Y eso nunca es sano. También estoy bastante en la línea de esos que dicen que la envidia es la forma más sincera de admiración.

En eso estaba cavilando ayer, cuando asistí a la presentación del libro de Paco Mangut sobre la historia del Cacereño. Fue un acto realmente espectacular que me despertó exactamente esto que os comento al principio: envidia. La gula, la pereza, la soberbia, la avaricia, la ira, la lujuria y la envidia. Los tengo todos, que diría el Robe. Envidié a Paco por haber reunido allí a tanta buena gente, tanto del pasado como del presente del club de fútbol, por haber concitado tanto cariño y admiración y, por supuesto, por haber completado, tras 15 años de trabajo exhaustivo, una obra monumental, enciclopédica. Periodismo histórico. Mi género favorito.

A Paco ya le he mencionado aquí en otras ocasiones: expresa bien la parte de 'sueño cumplido' que tiene mi vida el hecho de que de niño yo escuchase su programa y luego, durante años, acudiese a él como invitado una vez por semana. Aquí me extiendo sobre cómo percibo la radio y los que la hacen.

Pero yo venía aquí a hablar de la envidia y, claro, de mi libro. Bueno, más bien de mi 'no libro'. Durante los últimos años ha rondado mi cabeza la inquietud de escribir uno sobre la historia moderna del baloncesto cacereño, una idea que han alentado amigos y conocidos a los que aprecio, engordando mi vanidad diciéndome que yo era la persona perfecta para hacerlo. Pero no he movido un dedo al respecto todavía. ¿Pereza? Ya dije más arriba que los tengo todos.

Otra cosa que me retrae es el hecho de que ya se hizo algo similar. Se llamó "Cáceres, 60 años de baloncesto. De la Plaza Mayor al Multiusos" y lo publicó en el 2002 Carlos Tejado. Lamento decirlo (a Carlos también lo admiré y ya no está entre nosotros, desgraciadamente): es una obra muy buena en su parte inicial, cuando habla de los orígenes del basket aquí, pero realmente floja cuando trata el ascenso y la ACB, que es el 75% de sus casi 700 páginas. Siempre pensé, con ira contenida, que eso lo tuve que hacer yo y no otro. Se ve que hay mucho trabajo detrás (recopilación de estadísticas y horas en la hemeroteca), pero casi nada de la intrahistoria, de los personajes, que es lo que yo a veces os cuento aquí. Carlos tenía más de algo que a mí me escasea a veces (y que sí tiene Paco también): atrevimiento, constancia, fe.

¿"Os cuento aquí", he dicho? Cuando pienso en mi 'no libro' me consuelo pensando con soberbia que, en realidad, lo he ido escribiendo aquí en estos últimos años, sobre todo cuando he lanzado algunas (muchas) pinceladas sobre el pasado. Y que el papel es un formato anticuado (lo dice uno que trabaja para un periódico, vaya) y que, en realidad, la financiación del asunto sería complicada para que saliese una cosa digna (¿avaricia?). A Paco le ha costado enormemente conseguirla para una obra, ya digo, redonda. Los 30 euros que cuesta merecen la pena, también lo digo.

No sé. Es un debate interno que me incomoda. Sé que con alguna ayuda precisa, me saldría muy bien, pero también que quizás deben pasar algunos años más para coger el impulso necesario.

martes, 9 de octubre de 2012

Comparación (o no)

Al final sí resultó que Hobbs no estaba bien del esguince.
Esta tarde comentábamos en la redacción las sensaciones que nos había transmitido el Cáceres el viernes en su debut, a la vista de las imágenes (bastante decentes, por cierto) de Melilla TV. Mi interlocutor me decía, bastante escéptico, que no se podía esperar mucho del equipo, que andaba escaso de calidad y que con tanta presión inútil y tanto correcalles, encajando fácilmente puntos, había dado una imagen bastante pobre. Yo me enroqué un poco en lo que dije el otro día en el Twitter: me gusta el estilo dinámico del 'Frade team', lo arriesgada que es la idea, la fe que le echan los chicos. No me podía gustar, como es lógico, esa anorexia reboteadora y haber bajado los brazos en los minutos finales para perder de una diferencia demasiado abultada. Por cierto que un amigo me comentó, por línea interna y con buena intención, que fuese prudente a la hora de defender públicamente al equipo tan pronto, que si las cosas iban mal, mucha gente podía reprochármelo de forma agria el día de mañana.

Parece que Carlos Frade estuvo en la rueda de prensa más en la línea crítica de mi primer interlocutor que en la mía propia. Raro es que, al menos a nivel público, el entrenador de un equipo esté más crítico que la prensa o que la propia hinchada (porque la mayor parte de los seguidores tuiterísticos estaban en mi línea de moderada satisfacción, pese al resultado). Quiere que las cosas se hagan exactamente como él quiere. Ni un centímetro más largo, ni un centímetro más corto. Se le ve que es un hombre exigente, aunque él mismo sepa que no puede pedírsele lo mismo que en anteriores temporadas.

Otros (y más lujosos) tiempos, ¿verdad?
Ahí quería llegar yo. ¿Os imagináis que exactamente el mismo partido que hizo el Cáceres el viernes en Melilla, con el mismo resultado final, lo hubiese protagonizado el equipo de los últimos años, esos Cherry, Francis, Lucio, Antelo, americanos de los mejores pagados de la categoría como Rod Brown, Adrian Moss, Simien (en su breve paso), Humphrey, McCoy, Leon Williams...? Le estaríamos dando leña al mono considerablemente, y fijaos que estoy quitando de la ecuación a Gustavo Aranzana, que creo que ejercía (voluntariamente o no) de 'pararrayos' para muchas voces que podían ir contra el vestuario o el palco.

Es la evidente clave de la 'magnanimidad' con la que se puede medir (o no, todos somos libres de opinar) este proyecto: estamos hablando de chicos jóvenes, que no llegan prácticamente ninguno a los 40.000 euros de sueldo --todos los nombres anteriores estaban de 60.000 a 100.000--, que tienen un futuro por labrarse todavía, que, como mínimo, le echan una casta tremenda. Hasta conmueve ver a tipos curtidos como Pedro Robles y Roberto Morentin metidos en el mismo barco e intentando remar también.

Veremos cómo evoluciona esto. Desde luego, el Ourense, el próximo viernes, será un termómetro mucho mejor que el Melilla, por el que el tiempo y la crisis apenas ha pasado y ha configurado una de las 4 mejores plantillas de la categoría.

PD: Se me pasó la semana pasada dejaros una serie de links que os podrían interesar con cosas que publiqué en el periódico. Primero, un perfil de los componentes del equipo. Después, dos páginas con las plantillas de la LEB Oro versión pdf, 1 y 2.

PD2: Para quien no siga mi otro blog (al que, por cierto, ya se puede acceder directamente en www.retroacb.com ), le dejo el enlace al reportaje que publiqué sobre Danya Abrams y que, por la dura historia que cuenta el exverdinegro (temporada 99-2000), ha tenido mucha repercusión.